Creado en 1917 como una zapatilla de baloncesto antideslizante, el All Star fue promovido originalmente por su rendimiento superior en la cancha por el autor intelectual del baloncesto Chuck Taylor. Pero a lo largo de las décadas, sucedió algo increíble: la zapatilla, con su silueta atemporal y su inconfundible parche en el tobillo, fue adoptada orgánicamente por rebeldes, artistas, músicos, soñadores, pensadores y originales.